Amor a primera vista.

Yo no creo en muchas cosas pero creo en el azar. Fue una locura la forma en que se decidió el sitio a trabajar en mi proyecto de grado: sí, teníamos claro lo que necesitaba el lugar para permitirnos desarrollar el vehiculo a plenitud, sin embargo lo que estaba mas claro era que queríamos PLAYA y SALIR DE STO. DGO.  (considerando que durante toda nuestra vida universitaria se nos advirtió que durante el año que durara la tesis eso seria lo único que respiraríamos, decidimos que brisa salda seria). Así que comenzamos en Santo Domingo y a contrarreloj le fuimos dando la vuelta al ¾ de isla y luego de mucho pensar porque no aquí o allí, llegamos a Montecristi (que resulta ser el pueblo materno de mi compañera) y hasta ahí duro la discusión.

Y lo estudie, lo analice, lo mapie’ y cada vez me encantaba  mas (mi contraparte en el proyecto para nada compartía mi asombro pero igual estaba cada día mas orgullosa) pero nunca me iba a imaginar que el pueblo me iba a “embrujar” de tal manera, fue amor a primera vista.
Y claro no tanto por la increíble arquitectura popular que allí se encuentra (en mal estado pero casi intacta), los paisajes roba alma que surgen de repente en cualquier esquina o la calidez de la gente que sin conocerme me acogió, porque esas cosas de alguna manera las esperaba o las había visto en fotos y en mis investigaciones previas.

Lo que no esperaba eran esos rostros con la misma mirada de decepción (ante tanta belleza y nadie que la aprecie o valore).

 José Martí, Montecristi.


O quizás me enamoro el misterio del pueblo. Un reloj loquito mirando la luna, un faro lejano que yo quería ir a explorar pero la playa no me soltaba (y 5 viajes después tampoco me soltó, el faro sigue estando en mi lista de asuntos sin resolver con ese pueblo), unas aves que siempre andaban solas (imposibilitándome tomar la foto para sustentar la “observación de aves” como una de las actividades a desarrollar).

Reloj, Montecristi

El Faro, Cayo Arena, Montecristi.

 Costa Verde, Montecristi.

Y de colores se me fueron llenando los ojos y las texturas con sabor a sal la boca.


San Fernando, Montecristi.

 Costa Verde, Vista de Cayo Arena, Montecristi.

Salinas, Montecristi.

 Cayo Arena, Montecristi.

Muelle, Montecristi.

Salinas, Montecristi.

Cayo Arena, Montecristi

Y fue amor a primera vista y a segunda…y a mi quinto regreso ya la gente me confundía (y el que no me trataba) como local. El potencial de ese pueblo no deja de asombrarme…yo quede felizmente enamorada. 

P.D. Esta entrada fue escrita bajo la influencia de la primera Luna Llena del 2011.

5 comentarios:

  1. Ese es mi pueblo adorado...el rincon que me vio nacer y donde espero descansen mis restos cuando ya deje de existir! Donde las nubes juegan a dibujar caballos alados, dioses, montañas y montes...donde la luna nos baña con su intenso brillo y las estrellas parpadean llenas de alegria, y ambas, como eternas complices, iluminan los amores que se encuentran en las sombras de nuestras calles o arropadas bajo las columnas del viejo reloj...donde la sal nos da ese toque de sabor y de amor con el que nos robamos el corazon de todos, los que como tu, nos visitan, pensando que con una vez sera suficiente para terminar descubriendo que visitar Montecristi nunca es suficiente...somos un pedazo de tierra virgen, oculto, con cambrones llenos de espinas que nos marcan la vida para siempre....Ahhh!!! Y gracias por entregarle tu amor a ese polvo que tambien es tuyo!

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  2. Gracias a ti por contagiarmelo desde la diáspora!

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  3. Waaooo pero yo también estoy enamorada de ese pueblo y no creo nunca haber estado allí, pero me basta el testimonio de tu experiencia con Montecristi para comprobar que no sólo existe el amor a primera vista sino que también existe el amor a cero vista. Te amo Montecristi desde mi imaginación y desde el lente de EMA. Mimi

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  4. Vamos a ver como resolvemos ese problemita y le damos a tus ojitos el placer de conocerlo en vivo y directo...

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  5. ¡Qué fotos tan lindaaaaas!
    "O quizás me enamoro el misterio del pueblo."
    Debe ser eso, Ema, hay algo misterioso allí que sólo se deja "ver" y "sentir" cuando cerramos los ojos a lo obvio y lo abrimos a la sensibilidad y a la magia (a veces demasiado enigmática) que esconde todo paisaje.
    Precioso, el título de tu blog...
    Abrazos,
    Y.

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