Autorretrato. 2010
Lo puedo sentir venir. De repente el grupo de hojas a la izquierda se hace mas y mas y el de la derecha poquito a poco deja de ser un grupo para convertirse en una solita.
Se me amontonan los sentimientos cada vez que termino un libro. Quiero saber el desenlace, pero a la vez no quiero desprenderme de nada, ni del lugar, ni de la voz rara, siempre diferente, que asalta mi cabeza y comienza a narrar cada vez que creo leer (en realidad he aceptado el hecho de lo que ocurre es que yo pretendo leer mientras un fantasmita me cuenta locuras), ni del placer de transformarme en cada personaje por mas disímiles que sean, me encanta sentir que se siente ser todas las cosas que no soy, ni del olor del libro, ni de su peso (al que me acostumbro al final), ni de esos momentos cuando el libro ya no es importante y mi mente viaja junto al escritor, donde estaba, que bebía, que tenia puesto cuando escribió este párrafo y como este logro sobrevivir a las ediciones, no me gusta saber que se me acaba la vida prestada y me da miedo pensar que quizás adivine el final… y lo que hago es comenzar a leer lento, tan lento que todo pierde sentido, un sentido que solo recupero al hundir mi cara en el libro e inhalar despacio con los ojos cerrados, luego vuelvo y releo y vuelvo y me pierdo y respiro y releo y respiro de mi libro y releo y olfateo, leo, inhalo, releo… hasta que llego al punto final sin querer.
Y me queda un vacío porque siempre quiero mas, quiero saber que pasa después, así que me quedo ahí tratando de solucionar el problema, de encontrar el después, oliendo mi libro y pensando en el mas allá del punto final y nunca puedo, todas las posibilidades me parecen buenas y a la vez malas porque se que el después es impredecible y quién soy yo para predecirlo?
Pero el vacío pasa cuando me acuerdo que yo tengo mi vida y que debo desprenderme del libro para saber que pasara en mi después, que en vez de estar pensando en las posibilidades que tienen los otros debo de trabajar en mi indecisión y elegir un camino para mi.
Y así queda el libro sobre la mesita de noche por un tiempo, porque no me gustan las despedidas y al pasito me resulta mejor, hasta que por fin encuentra su camino al librero y yo me pierdo en otro grupo de paginas que siempre tiene otra pagina final.