No me pidan razones, no las tengo,
o daré cuantas quieran: bien sabemos
que razones son palabras, todas nacen
de las mansas falsedades que aprendemos.
No me pidan razones para entender
la marea rebelde que me llena el pecho.
Mal en este mundo, mal con esta ley:
no hice yo la ley ni el mundo acepto.
No me pidan razones, o que las disculpe,
de este modo de amar y destruir:
en la más oscura noche es donde amanece
el color de primavera, el porvenir.
José Saramago
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